sábado, 28 de marzo de 2009

La chica impacto

Llevo tiempo sin actualizar y en mi desconexión han sucedido innumerables cosas.

He conocido a una mujer, esas que te quitan el aire cuando la vez llegar. Que pasa la puerta y se te ocurren todas las cosas por decir, las pronunciables y las prohibidas, y terminas por no decirlas jamás y después sentirte un boludo en tu casa. Esta no seria la excepción.

Sin lugar a dudas en este tiempo he aprendido, a fuerza de desventura, que la nueva generación de mujeres que tengo ganas de acechar; emprendió una suerte de revolución contra el genero. Si, no pueden negarlo, se rehúsan a la seducción, tipificándonos de altamente cursis si te apareces con flores o bien un ridículo si se te ocurre escribir del tipo “la noche esta estrellada…”. Y esta tampoco seria la excepción.

Después de unos días de cortejo, infalible el pibe, ella accedió a salir. Después de ese “Si, dale”. Había planificado una velada (¿muy antiguo no?) que estimaba inolvidable. Cuando comencé a barajar las posibilidades volvieron a mi mente los fallidos intentos que tuve con otras mujeres, y decidí que lo mejor era llegar y dejar la elección de los eventos en manos de la señorita en cuestión.

Nos encontramos en el lugar pautado, y llegue en horario. Ella creo que cambio la hora de la cita a unos 25 min. después y no me dijo nada. De todas formas el impacto pasando la puerta me hizo olvidar el gusto horrible de los dos cafés que me tomé.

Se acercó y cuando se acomoda, saco de mi bolsillo un chocolate, por su cara sospecho dos cosas 1) estaba a dieta, 2) es alérgica a las almendras. Al ver su ceño fruncido con cara de espanto, aunque internamente esperaba que la opción 2 sea más viable, sospeche que era otra de las tantas cursilerías que un hombre malevo como yo sería capaz de hacer con la clara intención de seducir y comprendí que dejar en sus manos la elección de los sitios a “visitar”, era una buena posibilidad.

Descaradamente le indique que estaba a disposición para lo que quisiera hacer(me) y ella, con más cara de estupor, me dijo: “¿vos no planeaste nada más que el chocolate para sorprenderme?”

Es así, confirme que a las mujeres no hay que entenderlas, sino amarlas.

jueves, 19 de febrero de 2009

La revista viejo.

Asumimos que, por historia y el simple sobreentendido, Playboy es una revista para hombres. Muchas características se le atribuyen, pero quizás la más atractiva es la de desnudar a famosas, conocidas, la chica del momento, la chica del mes. Entonces, con estos postulados tomados como verdades, ¿por qué mierda lo hacen así?

Sale el tan esperado número, la tapa promete, seduce, desde los puestos de diarios, esa diosa de la tapa nos llama, las masas ponen sus manos en la “masa”. Revisamos las páginas, descartamos, rápida y mentalmente textos, reportajes (esos que todos dicen leer) consejos, reviews varias, hasta que, por fin, llegamos al tesoro, a la chica de tapa.

Pero, a punto de conseguir el milagro, una palabra sale de nuestra boca. Nuestro deseo quería que fuera "¡¡¡pero qué PERRA!!!" y nuestro intelecto las cambia por un "¿qué carajo es esto?"

A la rubia la tiñeron de morocha, le pusieron un maquillaje extraño, la foto es a contraluz y virado a la gama de los violáceos, hay de fondo ocho unicornios que tocan un clavicordio.

Y nos preguntamos: - ¿ESA es la de la tele? ¿la de la novela? ¿ o quién es?. En definitiva: ¿quién les dijo a los editores de las revistas, que los que compramos este material para ver CARNE queremos “ARTE”?.

Man, es una revista para hombres, para machos y queremos ver a la piba en pelotas, poné una lamparita de 100 y parala frente a una pared sin revoque y te decimos NO-NOS-IMPORTA. No queremos juego de luces, pagamos por TETAS.

Pregunto, alguien sabe qué tal es Maxime?

domingo, 15 de febrero de 2009

Amiga con derecho a roce

En lo que a mi respeta, el salir con una mina debe representar una inversión en algún fondo golondrina, con la esperanza incierta de bailar el tango horizontal. Debería ser una apuesta con algunos pasos que van desde el cine, el boliche, la cena para terminar en el telo; existiendo un fifty – fifty de posibilidades de que me diga que la lleve a su casa, cuando en realidad estaba pensando en arrugarle un poco más la ropa. Poder desplegar mis encantos de seducción y todo lo que sea necesario para lograr su devoción absoluta.

La llamo con el claro objetivo de proponerle una cita de las que nunca olvidara y del otro lado, después de escuchar pacientemente, me sueltan una declaración de principios que fue algo así: “si planeas invitarme para tu casa empezar a cocinar vos y yo tener que terminar y al final me digas que como tu mamá no lo hace nadie, gracias me quedo en casa”

A mi viejita no se le hubiera ocurrido decir nada parecido. Vieja las milangas como vos no las hace nadie.